La longitud del lado de un cuadrado inscrito es igual al radio de su circunferencia multiplicado por la raíz cuadrada de dos. Entonces, tanto si se trata de algo pequeño como un guisante, de algo más grande, como el sistema solar, o de algo incalculable, como el diámetro del universo local, es siempre lo mismo: el lado del cuadrado inscrito en su circunferencia es siempre igual a la mitad de este diámetro por la raíz cuadrada de dos.
Así, en la Consolación de la Filosofía dice : 'Lo que veas suceder aquí contrario a tus expectativas es, de hecho, el orden correcto de las cosas, aunque en tu opinión sea perversa confusión' (hic igitur quidquid citra spem videas geri, rebus quidem rectus ordo est, opinioni vero tuae perversa confusio).