Dos dilemas clásicos

Un dilema clásico es : «O bien Dios tiene el poder de impedir el mal, pero no quiere, o bien quiere, pero no puede.» En el primer caso Dios no sería bueno, porque puede, pero no quiere impedir el mal; y en el segundo caso no sería omnipotente, porque quiere impedir el mal pero no puede.

Pero, ¿no es perfectamente posible que alguien pueda, no quiera, y sea bueno al mismo tiempo? Después de todo, que nosotros pensemos que alguien no es bueno solo porque esa persona no hace lo que *nosotros* queremos, o lo que *nosotros* pensamos que es lo correcto, no es razón suficiente. Por ejemplo, un niño puede pensar que su padre es malo solo porque no cumple todos sus caprichos, pero esto no significa que su padre sea malo en realidad.

Objeción: ¿Qué buen padre permitiría a su hijo sufrir pudiéndolo evitar? Respuesta: Uno que quisiera permitir que sus hijos experimentaran las consecuencias de sus propias acciones.

Otro dilema clásico es:

Si quidem Deus est, unde mala?
Bona vero unde, si non est?
Si un Dios existe, ¿de dónde viene el mal?
Pero, ¿de dónde viene el bien, si no existe?