20200802

[Platón, El Banquete (Symposium), 203a y sigs.]

Diotima : Tal como lo muestran estos ejemplos, Eros [el amor erótico] es un intermediario entre lo mortal y lo inmortal. - Sócrates : ¿Qué quieres decir, Diotima? - Diotima : Es un gran demonio [daemon], Sócrates. Todo lo que tiene la naturaleza de un demonio es un intermediario entre lo divino y lo mortal.

[. . . ] Siendo el hijo de Poros, lo Abundante, y de Penía, la Pobreza, he aquí cuál es su condición. En primer lugar, es siempre pobre y dista mucho de ser delicado y hermoso, como cree la mayoría de la gente. Es, al contrario, basto y poco limpio, anda descalzo, sin domicilio, acostándose siempre sobre el duro suelo, durmiendo al raso, en los portales y a los lados de los caminos. Y en esto es como su madre, de la que ha recibido la pobreza como herencia.

En cambio, a ejemplo de su padre, está siempre al acecho de lo que es hermoso y de lo que es bueno, es viril, resuelto, ardiente, es un cazador temible. Está siempre maquinando alguna astucia, es un apasionado del saber, se pasa el tiempo filosofando, es un brujo temible, un mago y un experto. Hay que añadir que, por su naturaleza, no es ni mortal ni inmortal. En el espacio de un mismo día, tan pronto florece, lleno de vida, como parece que se está muriendo. Después vuelve a revivir, cuando sus artimañas, en virtud de lo que tiene de su padre, tienen éxito. Pero todo lo que estas artimañas le procuran se le escapa continuamente. De esta manera, el amor erótico nunca vive en la opulencia ni en la indigencia, nunca es del todo rico ni pobre del todo.