Diotima : Ahora procura prestarme toda la atención de la que seas capaz. Quien ha sido guiado hasta este punto siguiendo las instrucciones relativas a Eros, que ha contemplado las cosas hermosas en su sucesión y en su orden correcto, puesto que ha llegado ahora al término supremo de los misterios del amor, percibirá de repente algo maravillosamente hermoso, justamente aquello, Sócrates, que era el objetivo de todos sus esfuerzos anteriores; una realidad, en primer lugar, que no está sometida al cambio, que no nace ni muere, que no aumenta ni disminuye; una realidad, por lo demás, que no es hermosa por un lado y fea por otro, hermosa un momento y fea en otro, hermosa bajo cierta perspectiva y fea bajo otra perspectiva, hermosa aquí y fea en otra parte, hermosa para algunos y fea para otros. [...] No. Se le aparecerá en ella misma y por ella misma, perpetuamente unida a ella misma en la unicidad de su aspecto, mientras que todas las demás cosas que son hermosas participan de esta hermosura de tal manera que ni su nacimiento ni su muerte la hacen mayor ni la disminuyen en nada, ni producen ningún efecto en ella.