Sócrates : ¿De qué sirve dar a un cuerpo enfermo, que se encuentra en un estado miserable, cantidad de comida, bebidas deliciosas, placeres de toda clase, cuando el cuerpo enfermo no se beneficiará de nada de todo esto, y cuando hasta es posible que se encuentre peor? ¿No es cierto que le convendría probablemente más el régimen contrario? - Callicles : Sí, es verdad. - Sócrates : ¿Y no es lo mismo lo que sucede cuando uno satisface sus deseos? Por ejemplo, los médicos con frecuencia permiten comer tanto como uno quiera, si tiene hambre, y beber, si tiene sed -- siempre y cuando tenga buena salud, Pero si uno está enfermo, no le permiten saciarse de todo lo que desea. ¿Estás de acuerdo al menos con lo que acabo de decir? - Callicles : Sí, de acuerdo. - Sócrates : ¿Y cuando se trata del alma, hombre excelente, no lo hemos de ver de la misma manera? Mientras el alma sea malvada, sin inteligencia, desordenada, injusta e irreverente, se le ha de impedir satisfacer sus deseos y no se ha de dejar que haga nada, excepto las cosas que la puedan volver mejor. ¿Qué respondes? ¿Es así o no? - Callicles : Respondo que sí, es así. - Sócrates : ¿Y esto es sin duda porque es lo mejor para el alma misma? - Callicles : Sí, perfectamente. - Sócrates : Pero impedir al alma satisfacer sus deseos, ¿no es castigarla? - Callicles : Sí. - Sócrates : Entonces, es mejor para el alma ser castigada que permanecer desordenada y sin castigo, como pensabas hace poco. - Callicles : No sé bien qué quieres decir, Sócrates. Puedes preguntar a cualquier otro.