20200823

[Platón, Fedro, 242e y sigs.]

Sócrates : Si Eros, como es efectivamente el caso, es un dios o es algo divino, no puede ser algo malo. Ahora bien, los dos discursos que se han pronunciado sobre él, lo han presentado como algo malo [...] Me toca, por tanto, amigo mío, purificarme y someterme a una expiación.

[...] Supongamos, para entendernos, que haya alguien de carácter noble y bondadoso, y que sea o haya sido el amante de otra persona con las mismas cualidades. Si nosotros declaramos que los que aman se dejan llevar por la agresividad por motivos frívolos, que son celosos de las personas a quienes aman y que las perjudican más que otra cosa, esa persona noble y bondadosa creerá, supongo, que nos referimos a gentes criadas entre marineros, que nunca han visto cómo es el amor digno de un hombre libre, y no estará, ni mucho menos, de acuerdo con nosotros en los reproches que hacemos al Amor. - Fedro : Por Zeus, es muy posible, Sócrates.

Sócrates : Pues bien, ahora siento vergüenza delante de ese hombre, y además tengo miedo del propio Eros. Deseo pronunciar un discurso que sea como agua potable, que me permita, por así decir, limpiarme la boca y quitar el sabor de sal que ha dejado en ella el discurso anterior.

20200820

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20200816

[Platón, El Banquete (Symposium), 211b y sigs.]

Diotima : Esta es la vía recta que hay que seguir en el dominio de las cosas del amor, o por la que hay que dejarse conducir por otro : Se trata de elevarse siempre, como por medio de escalones, tomando como punto de partida las hermosuras de aquí abajo a fin de dirigirse hacia esa otra hermosura. Pasando de un solo cuerpo hermoso a dos, de dos cuerpos hermosos a todos los cuerpos hermosos, de los cuerpos hermosos a las hermosas ocupaciones, y de las ocupaciones a los hermosos conocimientos que son ciertos, después, de los hermosos conocimientos que son ciertos a este conocimiento que constituye el término, y que no es otro que la ciencia de la propia hermosura, con el fin de conocer finalmente la hermosura en sí misma.

Es en este punto de la vida, estimado Sócrates, continuó lo extranjera de Mantinea, más que en cualquier otro, donde se sitúa el momento en que, para el ser humano, la vida merece la pena ser vivida, porque contempla la hermosura en sí misma.

20200815

[Platón, El Banquete (Symposium), 210e]

Diotima : Ahora procura prestarme toda la atención de la que seas capaz. Quien ha sido guiado hasta este punto siguiendo las instrucciones relativas a Eros, que ha contemplado las cosas hermosas en su sucesión y en su orden correcto, puesto que ha llegado ahora al término supremo de los misterios del amor, percibirá de repente algo maravillosamente hermoso, justamente aquello, Sócrates, que era el objetivo de todos sus esfuerzos anteriores; una realidad, en primer lugar, que no está sometida al cambio, que no nace ni muere, que no aumenta ni disminuye; una realidad, por lo demás, que no es hermosa por un lado y fea por otro, hermosa un momento y fea en otro, hermosa bajo cierta perspectiva y fea bajo otra perspectiva, hermosa aquí y fea en otra parte, hermosa para algunos y fea para otros. [...] No. Se le aparecerá en ella misma y por ella misma, perpetuamente unida a ella misma en la unicidad de su aspecto, mientras que todas las demás cosas que son hermosas participan de esta hermosura de tal manera que ni su nacimiento ni su muerte la hacen mayor ni la disminuyen en nada, ni producen ningún efecto en ella.

20200803

[Platón, El Banquete (Syposium), 204c]

Diotima : No es extraño que te hayas dejado engañar por la idea que tenías del amor. La idea que tenías era que el amor era el bienamado y no el amante [una distinción fundamental]. Imagino que esta es la razón por la que te parecía que era poseedor de una hermosura sin límites. Y, de hecho, lo que atrae al amor es lo que es realmente hermoso, delicado, perfecto, es decir, lo que dispensa la mayor felicidad. Pero la naturaleza del que ama es diferente, y ya te he dicho cuál es [i. e. una especie de indigencia].

Sócrates : Prosigue, Extranjera, lo que dices es admirable. Pero si la naturaleza de Eros [amor erótico] es esta, ¿cuál es su utilidad para los seres humanos? - Diotima : Esto, Sócrates, es justamente lo que intentaré hacerte comprender a continuación.

20200802

[Platón, El Banquete (Symposium), 203a y sigs.]

Diotima : Tal como lo muestran estos ejemplos, Eros [el amor erótico] es un intermediario entre lo mortal y lo inmortal. - Sócrates : ¿Qué quieres decir, Diotima? - Diotima : Es un gran demonio [daemon], Sócrates. Todo lo que tiene la naturaleza de un demonio es un intermediario entre lo divino y lo mortal.

[. . . ] Siendo el hijo de Poros, lo Abundante, y de Penía, la Pobreza, he aquí cuál es su condición. En primer lugar, es siempre pobre y dista mucho de ser delicado y hermoso, como cree la mayoría de la gente. Es, al contrario, basto y poco limpio, anda descalzo, sin domicilio, acostándose siempre sobre el duro suelo, durmiendo al raso, en los portales y a los lados de los caminos. Y en esto es como su madre, de la que ha recibido la pobreza como herencia.

En cambio, a ejemplo de su padre, está siempre al acecho de lo que es hermoso y de lo que es bueno, es viril, resuelto, ardiente, es un cazador temible. Está siempre maquinando alguna astucia, es un apasionado del saber, se pasa el tiempo filosofando, es un brujo temible, un mago y un experto. Hay que añadir que, por su naturaleza, no es ni mortal ni inmortal. En el espacio de un mismo día, tan pronto florece, lleno de vida, como parece que se está muriendo. Después vuelve a revivir, cuando sus artimañas, en virtud de lo que tiene de su padre, tienen éxito. Pero todo lo que estas artimañas le procuran se le escapa continuamente. De esta manera, el amor erótico nunca vive en la opulencia ni en la indigencia, nunca es del todo rico ni pobre del todo.