20200630

[Platón, Gorgias, 507]

Sócrates : Algunos sabios dicen, Callicles, que el cielo, la tierra, los dioses y los hombres forman juntos una comunidad, que están unidos por la amistad, el amor al orden, el respeto por la moderación y el sentido de la justicia. Es por esto que a la totalidad del mundo, esos sabios, compañero mío, lo llaman 'kosmos' u orden del mundo, y no desorden ni desajuste. Pero tú, a pesar de ser sabio, no me parece que hayas dado mucha atención a esta clase de cosas. Al contrario, no has visto que la igualdad geométrica [proporcionalidad] es todopoderosa entre los dioses y también entre los hombres, ¡y piensas que lo que hay que hacer es esforzarse en tener más que los demás! Esto demuestra que no has dado atención a la geometría.

(Ver : Orden correcto de las cosas).

Prueba

20200629

[Platón, Gorgias, 504-505]

Sócrates : ¿De qué sirve dar a un cuerpo enfermo, que se encuentra en un estado miserable, cantidad de comida, bebidas deliciosas, placeres de toda clase, cuando el cuerpo enfermo no se beneficiará de nada de todo esto, y cuando hasta es posible que se encuentre peor? ¿No es cierto que le convendría probablemente más el régimen contrario? - Callicles : Sí, es verdad. - Sócrates : ¿Y no es lo mismo lo que sucede cuando uno satisface sus deseos? Por ejemplo, los médicos con frecuencia permiten comer tanto como uno quiera, si tiene hambre, y beber, si tiene sed -- siempre y cuando tenga buena salud, Pero si uno está enfermo, no le permiten saciarse de todo lo que desea. ¿Estás de acuerdo al menos con lo que acabo de decir? - Callicles : Sí, de acuerdo. - Sócrates : ¿Y cuando se trata del alma, hombre excelente, no lo hemos de ver de la misma manera? Mientras el alma sea malvada, sin inteligencia, desordenada, injusta e irreverente, se le ha de impedir satisfacer sus deseos y no se ha de dejar que haga nada, excepto las cosas que la puedan volver mejor. ¿Qué respondes? ¿Es así o no? - Callicles : Respondo que sí, es así. - Sócrates : ¿Y esto es sin duda porque es lo mejor para el alma misma? - Callicles : Sí, perfectamente. - Sócrates : Pero impedir al alma satisfacer sus deseos, ¿no es castigarla? - Callicles : Sí. - Sócrates : Entonces, es mejor para el alma ser castigada que permanecer desordenada y sin castigo, como pensabas hace poco. - Callicles : No sé bien qué quieres decir, Sócrates. Puedes preguntar a cualquier otro.

20200627

[Séneca, Ep. 90]
Sed primi mortalium quique ex his geniti naturam incorrupti sequebantur, eundem habebant et ducem et legem, commissi melioris arbitrio. Naturae est enim potioribus deteriora summittere. Mutis quidem gregibus aut maxima corpora praesunt aut vehementissima. [...] Elephantorum gregem excelsissimus ducit; inter homines pro summo est optimum. Animo itaque rector eligebatur, ideoque summa felicitas erat gentium, in quibus non poterat potentior esse nisi melior. Tuto enim quantum vult potest, qui se nisi quod debet non putat posse.
Los primeros hombres y los que les sucedieron, no estando todavía corrompidos, seguían a la naturaleza, tenían a alguien que era a la vez su guía y su ley, y se ponían bajo el control de uno mejor que ellos. Pues es propio de la naturaleza sujetar el débil al fuerte. Entre los animales irracionales, los que dominan son los más grandes o los más feroces. [...] En el caso de los elefantes el más alto va primero. Pero entre los hombres se considera primero al mejor. De este modo, un guía era elegido por su espíritu y, debido a esto, la mayor felicidad residía en aquellos pueblos en los que no se podía ser más poderoso si no se era mejor. Pues consigue sin problema lo que quiere el que piensa que no puede hacer nada, más que lo que debería hacer.
Illo ergo saeculo, quod aureum perhibent, penes sapientes fuisse regnum Posidonius iudicat. Hi continebant manus et infirmiorem a validioribus tuebantur, suadebant dissuadebantque et utilia atque inutilia monstrabant. Horum prudentia ne quid deesset suis providebat, fortitudo pericula arcebat, beneficentia augebat ornabatque subiectos. Officium erat imperare, non regnum. [...] Sed postquam subrepentibus vitiis in tyrannidem regna conversa sunt, opus esse legibus coepit, quas et ipsas inter initia tulere sapientes.
Así pues, Posidonio afirma que en aquella llamada Edad de Oro el gobierno estaba bajo la jurisdicción de los sabios. Estos refrenaban las manos y protegían a los débiles de los más fuertes, daban consejo acerca de lo que se debía y no se debía hacer, y enseñaban qué era útil y qué no lo era. Con previsión se ocupaban de que nada faltara a sus súbditos, su valentía los guardaba de peligros, y su bondad los enriquecía y adornaba. Para ellos gobernar era un deber, no un ejercicio de autoridad. [...] Pero después, cuando de manera imperceptible se introdujeron los vicios, y los reinos se convirtieron [en consecuencia] en tiranías, hubo necesidad de leyes, y esas leyes fueron establecidas al principio también por hombres sabios.

20200624

[Platón, Gorgias 504b]

Sócrates : Y en cuanto al alma, ¿es que un alma es de calidad por el desorden presente en ella? ¿No es más bien por el orden que en ella se encuentra, por su disposición interior? - Callicles : Si hemos de atenernos a lo dicho más arriba, se ha de contestar a la fuerza que sí. - Sócrates : Ahora bien, ¿cuál es el nombre de ese estado del cuerpo, consecuencia de un buen orden corporal y de una buena disposición física? - Callicles : La salud y la fuerza -- es sin duda a lo que te refieres. - Sócrates : Sí, efectivamente. Y ahora, dime, ¿cómo se llama el buen estado del alma que resulta del orden y una buena disposición? Intenta encontrarlo y dame ese nombre, como lo has hecho con el cuerpo. - Callicles : ¿Por qué no lo dices tú mismo, Sócrates? - Sócrates : Está bien, si esto te agrada, lo voy a decir. Pero si crees que tengo razón, dilo, y si crees que estoy equivocado, refútame, ¡pero no te quedes así! En mi opinión las formas del orden que se encuentran en el cuerpo tienen un nombre, cualifican un estado sano. Y de aquí resulta la salud y todas las demás cualidades físicas. ¿Es este el caso, sí o no? - Callicles : Sí, es esto. - Sócrates : Pero en el alma el orden y la buena disposición se llaman ley y conformidad con la ley. De esta disposición del alma resulta el comportamiento de los ciudadanos acorde con el orden y con la ley. Y en esto consisten la justicia y la moderación. ¿No piensas lo mismo?

20200624

[Platón, Gorgias 502d]

Sócrates : ¿Dan los oradores la impresión de expresarse pensando en el bien más grande? ¿Es su objetivo hacer que los ciudadanos sean, gracias a sus discursos, lo mejores posible? ¿O no se han lanzado los oradores más bien a la búsqueda de todo aquello que pueda complacer a los ciudadanos? ¿No es verdad que actúan en su propio interés, sin hacer ningún caso del interés público? ¿No tratan a los pueblos como se trata a los niños, intentando solo agradarles, sin preocuparse de saber si, después de esto, serán mejores o peores?

Callicles : Aquí tampoco puedo contestar con sí o con no a lo que preguntas. Algunos oradores se preocupan de los ciudadanos a los que dirigen sus discursos. Pero otros son, efectivamente, como tú dices.

Sócrates : Bien. Si es verdad que hay dos clases de retórica, una de las dos sería, entonces, una especie de adulación, una manera fea de dirigirse al pueblo, mientras que la otra sería una cosa hermosa que tiende a convertir en mejor el alma de los ciudadanos y que se esfuerza en decir siempre lo que hay de mejor, tanto si es agradable a la audiencia como si no lo es. ¿Pero has visto tú nunca una retórica como esta? Si puedes citarme a un orador que actúe así, ¿por qué no me dices quién es?

20200621

[Platón, República VI, 493a]

- Se parecen en esto a alguien que con el fin de alimentar a un animal grande y fuerte, se informara primero de sus instintos y apetitos, de la manera de acercarse a él y de tocarlo; de los momentos en que el contacto es difícil y de los momentos en que se muestra suave, y de las razones de esto; y de los sonidos que le agradan y de los que lo irritan. Después de haberse informado de todo esto, nuestro hombre da el nombre de sabiduría a su experiencia, la organiza en un sistema y se pone a enseñarla, sin tener en cuenta, ni en estas doctrinas, ni en el comportamiento instintivo del animal, lo que es hermoso y lo que es feo, lo que está bien y lo que está mal, lo que es justo y lo que es injusto. Utiliza todos estos términos según las opiniones del gran animal, llama buenas a las cosas que le dan placer, y malas a las que lo irritan, siendo incapaz, por otra parte, de aportar ninguna razón para ello. Va hasta el punto de llamar hermosas y justas a cosas que son necesarias, sin haber considerado nunca la diferencia fundamental que separa la naturaleza de lo que es bueno de la de lo que es necesario. ¿No te parecería un energúmeno como este un educador bien extraño?

- Ya lo creo que sí.

- Bien. ¿Observas alguna diferencia entre este hombre y el que concibe la sabiduría como el conocimiento del instinto y los placeres de una multitud heterogénea reunida en asamblea, multitud que se pone a emitir juicios sobre pintura, sobre música e incluso sobre política? Si uno dirige la palabra a esa asamblea con el fin de presentar un poema, o cualquier otra obra de arte, o un proyecto de servicio público, y convierte a la masa en soberana en estas cuestiones, ¿no le obligará esto a producir las obras que esta masa apruebe? Que esas obras sean realmente buenas y hermosas, ¿has oído nunca a nadie dar cuenta de ello de una manera que no sea ridícula?

- No, ni pienso que lo oiré jamás.

20200615-ii

Cella Alcuini
O mea cella, mihi habitatio dulcis, amata,
semper in aeternum, o mea cella, vale.
Undique te cingit ramis resonantibus arbos,
silvula florigeris semper onusta comis.
Prata salutiferis florebunt omnia et herbis,
quas medici quaerit dextra salutis ope.
Flumina te cingunt florentibus undique ripis,
retia piscator qua sua tendit ovans.
Pomiferis redolent ramis tua claustra per hortos,
lilia cum rosulis candida mixta rubris.
Omne genus volucrum matutinas personat odas,
atque creatorem laudat in ore deum.
In te personuit quondam vox alma magistri,
quae sacro sophiae tradidit ore libros.
In te temporibus certis laus sancta tonantis
pacificis sonuit vocibus atque animis.
Te, mea cella, modo lacrimosis plango camenis,
atque gemens casus pectore plango tuos.
Tu subito quoniam fugisti carmina vatum,
atque ignota manus te modo tota tenet.
Te modo nec Flaccus nec vatis Homerus habebit,
nec pueri musas per tua tecta canunt.
Vertitur omne decus secli sic namque repente
omnia mutantur ordinibus variis.
Nil manet aeternum, nihil immutabile vere est.
Obscurat sacrum nox tenebrosa diem,
decutit et flores subito hiems frigida pulcros,
perturbat placidum et tristior aura mare.
Quae campis cervos agitabat sacra iuventus
incumbit fessus nunc baculo senior.
Nos miseri, cur te fugitivum, mundus, amamus?
Tu fugis a nobis semper ubique ruens.
Tu fugiens fugias, Christum nos semper amemus.
Semper amor teneat pectora nostra dei.
Ille pius famulos diro defendat ab hoste
ad caelum rapiens pectora nostra, suos.
Pectore quem pariter toto laudemus, amemus.
Nostra est ille pius gloria, vita, salus.

(Alcuino de York, s. VIII)

20200615

Nausífanes dice, de todas estas cosas que parecen existir, que no hay diferencia entre existir y no existir (Nausiphanes ait ex his, quae videntur esse, nihil magis esse quam non esse). Parménides mantiene que, de todas estas cosas que aparecen, ninguna existe, a excepción del universo solamente (Parmenides ait ex his, quae videntur, nihil esse uno excepto universo). Zenón de Elea eliminó todas estas dificultades, eliminando una: dijo que nada existe (Zenon Eleates omnia negotia de negotio deiecit: ait nihil esse). - (Séneca, Ep. 88)

Buddha dice en los Sutras que todos los fenómenos que normalmente vemos o percibimos son como una ilusión. Esto quiere decir que a pesar de que aparecen, no existen, como una ilusión, y que son solo apariencia equivocada. - (Geshe Kelsang Gyatso Instrucciones Orales del Mahamudra).

Operam perditis

«Nam cum in caelum insanitis, non dico sacrilegium facitis sed operam perditis (...) In ea, quae firma et inexsuperabilia sunt, quidquid incurrit malo suo vim suam exercet»

Cuando desvariáis contra el cielo, no digo que estáis cometiendo un sacrilegio, sino que estáis perdiendo el tiempo. Todo lo que corre a chocar contra lo que es estable e invencible, gasta sus fuerzas en su propio mal.

(Séneca, De Vita Beata, xxvii)