El Amor, filósofo

D(iotima): Entre los Dioses no hay ninguno que se dedique a filosofar, ninguno que tenga el deseo de hacerse sabio, pues ya lo es. Pero, por otra parte, tampoco los ignorantes se dedican a filosofar, ni tienen ningún deseo convertirse en sabios. Y esto es lo que hay de molesto en la ignorancia, que produce precisamente el pésimo efecto de convencer a los que no son hermosos, ni buenos, ni sabios, de que poseen estas cualidades. Y nadie desea aquello que ya cree poseer. -- S(ócrates): Entonces, ¿quiénes son los que se dedican a filosofar si no son los sabios ni los ignorantes,? -- D. La cosa está clara hasta para un niño. Son los que están a mitad de camino entre esos dos extremos, y el Amor es de este número. Debido a que la sabiduría es una de las cosas más hermosas que hay, y que el Amor ama todo lo que es hermoso, es preciso concluir que el Amor es amante de la sabiduría y, por tanto, filósofo, y, como tal, intermediario entre el sabio y el ignorante. - (Platón, El banquete).